martes, 11 de junio de 2013

Microrrelatos (V)


La cuenta atrás

Como cada mañana me entregué a la lectura de la prensa. Y como era habitual, empecé por la última página. Contraportada, televisión, espectáculos, deportes, sociedad, servicios...y allí aparecí. No fueron numerosas las esquelas y obituarios publicados en prensa aquel día, lo cual me permitió localizar con facilidad mi nombre, mis apellidos, la fecha de deceso y un escrito respetuoso y sobrio pero no carente de contenida emotividad. Fallecí con cincuenta y seis años y por tanto tenía, a partir de entonces, toda una muerte por delante. 

Water clock on Southwold Pier An interesting horological feature
El coche de pompas fúnebres me recogió. Me trasladaron muy amablemente hasta el hospital donde me atendieron en el pasillo de urgencias. Desde allí, una ambulancia se prestó a conducirme hasta el lugar del accidente. Agradecí a los bomberos  que me extrajeran de entre un amasijo de hierros. Antes del brutal impacto me ví con las fuerzas y experiencia suficientes para coger las riendas de mi pasado. Detuve el coche, pues además circulaba con exceso de velocidad, descendí y me dirigí al colegio de mi infancia.


Me moría de ganas por volver a las aulas, evocar el olor a plumier nuevo y a goma de borrar, por ver de nuevo a los compañeros de clase y ensuciar la bata recién estrenada y sobre todo oír al padre Félix gritarme mientras me golpeaba con la regla:

- ¡Siempre para atrás como los cangrejos López, siempre para atrás!
Cuánta razón tenía. Así que decidí iniciar la cuenta atrás para agradecérselo personalmente

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