jueves, 16 de mayo de 2013

15-M: una revolución líquida (II)


Quo Vadis 15-M?

Dos años después nos preguntamos qué ha sido del 15-M y en qué medida ha cristalizado aquella marea de movilizaciones:
¿La herencia del 15-M ha dado paso a movilizaciones que han acabado atomizándose y han perdido fuerza y presencia?

O bien:

¿Ha sedimentado aquel espíritu de barricada social en las conciencias y el movimiento ha evolucionado dando paso a múltiples iniciativas con cara y ojos?

Un simple barrido de noticias en los medios de comunicación durante el último  año arrojan cifras e indicadores con los que podemos constatar que, efectivamente, del espíritu de barricada se ha evolucionado hacia la materialización de iniciativas que han llevado a poner en entredicho las políticas restrictivas del gobierno español e impuestas por los grandes organismos monetarios y por el único timonel visible de la Unión Europea, el gobierno alemán de Angela Merkel. 


Cabe añadir que estas políticas se están aplicando sobre sectores clave en el progreso de un país, como lo son la educación, la investigación, la sanidad y la cultura o en clave empresarial   como lo ha sido la reforma laboral. Con lo cual, aquellos ámbitos estratégicos como es el de la innovación que permiten progresar y modernizarse y adecuarse a una sociedad del conocimiento, donde el papel de las tecnologías de la información y la comunicación es fundamental, quedan relegados a meros proyectos en cola de espera. Y estas iniciativas de diferentes colectivos han puesto en tela de juicio las carencias del sistema democrático español y proponen, por poner unos ejemplos, soluciones como las siguientes:

- Una urgente reforma de la ley electoral donde unos pocos votos en Ávila cuadruplican su valor ante miles de votos del área metropolitana de Barcelona.

- La aprobación de una verdadera Ley de Transparencia que permita el derecho del libre acceso a la información de los ciudadanos y no la chapuza de proyecto de ley que actualmente se está debatiendo.

Cartel publicitario de la
Iniciativa Legislativa Popular
- La reforma de diversas leyes injustas que dejan en clara indefensión a los ciudadanos y que no contemplan la plena garantía procesal. Muchos jueces se están negando (y jugándose su puesto) a aplicar plenamente la ley para no dejar en la calle a familias con hijos.

- La puesta en práctica de la dación en pago para las hipotecas, iniciativa que es la que más eco social y difusión ha conseguido.

- Las diferentes iniciativas legislativas populares (ILP) que solicitan entre otras, modificaciones de la Constitución española para poner cauce a las mismas y que las peticiones de los ciudadanos no tengan que acudir al único canal de trámite que existe actualmente: el de los partidos políticos.


Varias de las propuestas emergen de la idea de construir una sociedad basándose en la democracia participativa frente a la democracia representativa.

¿Una segunda transición?

La sombra de Franco en la Transición
(autor: Alfredo Grimaldos)
Tras muchas de estas iniciativas se esconde lo que realmente es necesario y no es la de una segunda transición como apuntan algunos expertos que deberían profundizar e investigar una parte de la historia que todavía esconde profundos agujeros negros sin explicar. No podemos hablar de una segunda transición cuando no existió una primera. Es hora de que se realice la verdadera Transición, que dejó de hacerse en los años 1977 y 1978 secuestrando y paralizando las iniciativas, que como en el 15-M, surgieron de la base de movimientos ciudadanos y que fueron ahogados: movimientos obreros, el  movimiento feminista, militares y jueces progresistas, asociaciones de vecinos, movimientos cristianos de base, etcétera. Lo que ocurrió fue una transacción, se cambió todo para que todo siguiera igual.
Pero el papel de la información y como se gestiona y los medios de difusión de 2013 no son los mismos de entonces. La segunda transición ni está, ni se la espera.




El papel de las redes sociales

Las movilizaciones han contado además con un gran aliado: el uso masivo de las nuevas tecnologías. Todas las iniciativas han tenido muy presente desde el primer momento que al igual que internet facilita la construcción de un mundo sin fronteras, transversal, líquido y cambiante, las movilizaciones sociales han sabido interpretar la construcción de su identidad de igual manera: alejándose de los clichés de mayo del 68, dejando de lado las leyes de las fronteras e identidades, huyendo de las jerarquizaciones en el marco de decisiones, realizando una lectura de lucha a largo plazo y de que con barricadas incendiarias no se arreglará todo y basando su logística e infraestructura organizativa de la comunicación y la difusión en el uso de las redes sociales y los dispositivos inteligentes.

¿Quién dijo que el 15-M fracasó? Desde una visión determinista como objeto podría llegar a discutirse. Pero el 15-M es signo de agua y fluye continuamente de forma cambiante. Y responde al principio del filósofo presocrático Heráclito:

Todo fluye, nada permanece. 

Líquido. Voluble. Permeable. Mutante. Conciencia colectiva frente a individualismo.

Lo que diferencia este movimiento a otros es que se trata de un movimiento social en red como bien apunta el sociólogo  Manuel Castells en su libro Redes de indignación y esperanza. (Alianza, 2012) y su valor radica no en si está teniendo éxito o no sino el propio cambio cultural que por sí mismo está consiguiendo y me atrevería a decir un cambio de mentalidad.






El 15-M fluye pero no permanece, porque ha cambiado y se ha transformado. Obedece a una idea de conciencia social, alejada de un dogma o ideología concreta, esquivando grupos de presión de izquierdas Permeable al cambio y a la adaptación. Ideológicos son aquellos que obedecen al gran amo: el Capital, pretendiendo conservar su estatus y sus privilegios. Intentando sin éxito alguno, condenar y criminalizar los seres mutantes del 15M tachándolos en vano de entes subjetivos y carentes de toda razón. Y para ello se alimentan de la inacción de los que se miran esta crisis moral y social de grandes dimensiones coaccionados por el miedo.

Aunque cada vez, son menos.

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