miércoles, 1 de agosto de 2012

De la cultura del pelotazo al pelotazo cultural

Reseña del libro:
CT o la cultura de transición : crítica a 35 años de cultura española / Carlos Acevedo ... [et al.]
Barcelona : Debolsillo/Random House Mondadori, 2012


Portada dle libro: CT o la cultura de la Transición (reproducción bajo normas de Creative Commons)
Interesante libro caído entre unas manos ávidas de mamporros ensayísticos decidido a interponer entre la siesta y la canícula un espacio de pura tensión crítica.
La expresión de pelotazo de la cultura - acuñada para la ocasión por los periodistas Pablo Elorduy e Irene G. Rubio en las páginas de Diagonal Periódico - define el paradigma que supuso - y supone -  el establishment cultural desde los años de la Transición a la democracia en España. El periodista Guillem Martínez, cerebro gris del libro atribuye a la concreción de un proceso doctrinario de la progresía setentera, la inculcación de una idea de cultura a la naciente sociedad democrática de aquel entonces (1975-1982 por poner unas delimitaciones al contexto temporal).
Detrás de las élites culturales no existen personas ni conspiraciones, no. Existe y subyace una idea de lealtad y prietas las filas ante el consenso y la democracia, términos que curiosamente nunca han dejado de ser un leit-motiv en los discursos monárquicos de la profunda y honda satisfacción.
Pero ¿qué nos quiere explicar este libro?
Bien, por sintetizarlo en unas pocas palabras, la cultura en España es visto como algo lúdico y superficial, como algo carente de todo elemento crítico, problemático y politizado. Los mecanismos hostiles que nazcan de las inquietudes culturales críticas con el aburrimiento y la contínua política de subvención y precariedad non-stop, son pintados de invisibilidad ante los pesos pesantes de los referentes en tendencias culturales, ya sean elementos de difusión (medios como El País de Grupo Prisa) o la mercantilización de espacios culturales alternativos. Hablando en plata: la cultura al servicio del poder. Un orden cultural sin atisbo posible de protesta ante los que desean poner en entredicho la política de la subvención, el discurso único cultural y el cuestionamiento del índice de mentiras y medios.
Los autores critican precisamente que el hecho de que la cultura haya sido utilizada como pegamento de conciencias y generador de sinergias alrededor de la democracia como si fuera el único marco viable y válido compatible con el hecho cultural. Todo aquello que no cumpla con dichos preceptos democráticos se encuentra con un techo de cristal, con la invisibilidad total, con la discriminación y con el impedimento del acceso a la difusión y los mass media.
Portada de Time, 27 de junio de 1977


Dicho esto, dos escenarios son analizados al margen de la cultura del pelotazo, perdón quise decir el pelotazo de la cultura: la Cultura Brunete compuesta por los herederos tecnócratas del franquismo agasajados por la gloria, primero de la subvención económica de la Unión Eurooea y luego del cuerno de la abundancia de la FAES alter ego ibérico del republicanismo y neoliberalismo feroz personificados por los muchachos del carajillo party en territorio peninsular. Este es un escenario del que no hace falta enumerar referencias y referentes, nos llueven a cántaros las muestras a diario. Un segundo escenario estaría conformado por los movimientos nacidos al abrigo del 15-M, los indignados, los yayofalutas, los antisistemas, movimientos sociales alternativos, muchos ciudadanos con espíritu libre crítico hasta las iniciativas de nuevas formas de gestiónar los derechos de autor. No sabamos si forman un cuerpo cultural en sí mismo, no.
Portada de El Jueves num. 1683
Pero la CT o cultura de la Transición, fenece, lo progre es visto como un vejestorio más propio de museo, susceptible incluso de cadáver de pruebas para médicos residentes, yace demasiado lejos del 15-M y cualquier intento de acercamiento ha acabado en fracaso. Por poner un ejemplo: el apoyo de un nutrido grupo de personajes mediáticos de la cultura a la ley Sinde, al SGAE con la puesta en escena de un intento de controlar internet de forma vertical, y por ende, las vidas privadas de los ciudadanos. Y lo peor, ya no hay subvenciones para todos, parece ser. Y encima desde numerosos medios se intentan etiquetar las nuevas manifestaciones e inquietudes ciudadanas como violentas; esta manipulación perversa de la semántica de la comunicación siempre lo han sabido manejar y gestionar muy bien: el control de la atribución de la violencia como mecanismo de amedrentamiento de la ciudadanía y adoctrinamiento ad nauseam de lo que es políticamente correcto y lo que no. Precisamente, lo contrario de la cultura. Suerte de las nuevas formas de sociedad en red y las tecnologías de la información, una especie de América de las libertades individuales todavía por explorar en profundidad.

2 comentarios:

  1. Me parece interesante ver el 15M como un movimiento cultural, además de un movimiento de protesta o de respuesta política (y, por supuesto, mucho más allá de algo ácrata y violento).

    De hecho, no son pocos los que afirman que el 15M, si ha conseguido algo, es precisamente constituirse como plataforma, como trampolín de nuevas formas de hacer política , de nuevas fomas de concebir la acción ciudadana como algo más que elegir el presupuesto de los próximos 12 meses.

    :)

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  2. Muy interesante. Se agradecen lecturas que no traten de tontos a los lectores. Más análisis y menos manipulación ¡Gracias! ¡Gracias!

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