lunes, 17 de mayo de 2010

La ciudad oculta


Durante la tan aclamada Transición a la democracia (que no democrática) y los primeros años de gobierno socialista en España, se dieron una serie de condiciones socio-económicas que desembocaron en un escenario de difícil futuro para los jóvenes que habitaban en las periferias de ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao.

El éxtasis social provocado por la bienvenida a una modernidad cultural, la proliferación de tribus urbanas o el baby-boom que propició una generación de adolescentes muy numerosa en los años 80, fueron indicadores sociales que marcaron una nueva época. Pero el contexto en el que se tuvo que integrar fue desalentador: la masificación de inmigrantes en estas ciudades, el aumento de las tasas de paro que galopaba simultáneamente a la entrada de la heroína en los barrios marginales, el desconocimiento de las consecuencias del abuso de drogas y una legislación alienada de toda consideración con la nueva realidad, dieron al traste con el futuro de miles de aquellos jóvenes.

De aquella época han quedado numerosos testimonios en diferentes formatos: películas, libros, exposiciones, documentales han dado a conocer al público qué sucedió en aquella época. Pero detrás de lo que se ha divulgado, subyacen historias personales anónimas, especialmente las de muchos padres que, sin medios, ni conocimiento ni apoyos tuvieron que afrontar una tragedia: la de unos hijos atrapados en el abismo de las drogas, especialmente la heroína, y sus terribles consecuencias: la autodestrucción salvaje de sus vidas, la delincuencia, el acoso y el maltrato a sus progenitores que unido al estigma de la enfermedad del SIDA les condujo a una autopista de elevado peaje hacia la exclusión y la marginación, cuando no la muerte.

Una familia con un anciano dependiente, hacinada en un piso de 50 metros, con el padre en paro y sin subsidio, más pendiente del Anís del Mono que de la familia, con un hijo muerto por sobredosis, y otro más enfermo de SIDA y una madre que sobrevivió al hambre de la posguerra no era ninguna trama de una novela de Burroughs, sino una realidad palpable. No menos trágicas fueron las historias de padres de clase media acomodada, con estudios y un buen trabajo que con todos los elementos de progreso a su favor sufrieron igualmente ese infierno.

Quien vivió en aquellos barrios sabrá de lo que estamos hablando: de una ciudad oculta que era ignorada por la Administración y la clase media y cuyas historias han quedado plasmadas en diferentes libros. De entre todos ellos destaca La historia de Julián. Memorias de heroína y delincuencia, del profesor Juan Gamella, relato de la vida de Julián, un joven madrileño de clase trabajadora que abarca del 1977 a 1987. La obra combina un planteamiento antropológico, la narración en primera persona y la voz coral de familiares, explicando la ruptura con su entorno, los inicios en la delincuencia, el consumo de heroína, la cárcel y finalmente una recuperación gracias, en gran medida, a la madre.

Igualmente sobrecogedora es la historia autobiográfica que explica Raquel Heredia en La agenda de los amigos muertos, un recorrido del calvario por el que pasó la autora – periodista de reconocido prestigio entre las bambalinas de la política de la Transición - y madre de una hija adicta a la heroína durante diecinueve años. El resultado de la lectura es espeluznante, percibiéndose los estertores de una lenta agonía en vida que reflejan dos décadas de autodestrucción y decadencia que condujo a la muerte de Ada, su hija.

Muchos de aquellos padres se unieron en asociaciones buscando una solución. Una de ellas, la Coordinadora contra la Marginación de Cornellá (Barcelona), tuvo una actividad en los años 80 y 90 pródiga en el ámbito de la exclusión social y en la crítica del fallido sistema de reinserción de presos comunes por delitos de drogas. De todo ello dan fe Pedro Carrión y María Cubero en el libro La ciutat oculta, una crítica de cómo la sociedad del bienestar permite fraudes morales de un sistema que no ofrece igualdad de oportunidades a todos.

En una ciudad oculta dormía Gregorio Samsa, el protagonista de La Metamorfosis de Kafka que tras un sueño intranquilo se despertó siendo un insecto. Una alegoría universal que mañana nos puede visitar a cualquiera de nosotros.